Arlés según Stefan Zweig

          “Arlés es en realidad una auténtica ciudad de provincias: pequeña, llena de vericuetos, con callejuelas estrechas, mal empedradas y no excesivamente limpias; una de esas cositas que parecen tan monas desde lejos, desde el vagón de un tren —un gracioso juguete pintado con diversos colores—, y que pierden luego todo…